miércoles, 26 de marzo de 2008


El 19 de octubre de 2007 se estrenó “Control” una película biográfica sobre la vida de Ian Curtis, el cantante y líder de la mítica banda de Manchester Joy Division.

El film está basado en un libro llamado “Touching from a distance: Ian Curtis and Joy Division” editado por Faber en 1995 y escrito por la viuda de Ian, Deborah Curtis. En el mismo, la viuda intenta contar hechos cotidianos haciendo hincapié en anécdotas que tienen que ver con la figura de Curtis más como amante y padre que como músico.

El fotógrafo Antón Corbijn, dirigió “Control” y eligió hacerlo narrando la historia con imágenes en blanco y negro, cuidadísimas y excelentes desde todos los puntos de vista. No hay que olvidar que también Corbijn dirigió el video clip de “Atmosphere”, cuando se editó en 1988 un recopilatorio llamado “Substance” que lanzó la compañía discográfica Factory.

La historia que cuenta “Control” recorre la adolescencia de Ian (interpretado por Sam Riley), su vida en el colegio, su interés por la música y el temprano casamiento con Deborah, con quien tuvo una hija.

También aparecen los momentos de tensión en los que la estabilidad de la pareja comienza a experimentar altibajos dado que, por el éxito que comenzaba a tener Joy Division y las continuas giras, Ian conoce otro mundo y descubre placer en otras cosas, que están bastante alejadas de su función de padre y la vida en familia.

Vemos entonces a un cantante que está opacado por su epilepsia que le trae conflictos graves a nivel físico y anímico, que se deprime porque las situaciones lo sobrepasan y porque no sabe cómo manejar el éxito que la banda empieza a generar.

Finalmente, como lo marca la historia, Curtis decide ponerle freno a todos estos problemas, y el 18 de mayo de 1980, a los 23 años toma la decisión y se suicida. Dejando una huella musical que ha servido de inspiración a cientos de bandas que intentaron continuar con su legado.

Como destaqué anteriormente, “Control” es impecable en materia de imágenes, pero la forma en que está narrada quizás no sea la mejor y algún que otro espectador impaciente, no dudaría en pararse e irse de la sala antes de que la película termine. Sin embargo, merece la pena verla, y hacer su propia crítica.

sábado, 22 de marzo de 2008

Cosechas lo que siembras

Jueves, siete de la mañana, el sol apenas despierta. Grande es mi sorpresa cuando estoy llegando a Sarmiento y Colombia, lugar en el que se encuentra la Embajada de Estados Unidos en la Ciudad de Buenos Aires, y veo que hay una gran fila de gente, en su mayoría jóvenes, esperando su turno para conseguir una ansiada Visa que les permita permanecer en el país del norte por un tiempo.

Bien, yo iba con el mismo objetivo, pero nunca imaginé que fueran tantas las personas que desearan dejar la Argentina en los próximos meses. Primera sorpresa, que no sería la única.

Ocupé el último lugar en la fila que correspondía a mi turno, y sin saberlo me adentré en el sistema Estadounidense y su desenfrenado control.

Antes de llegar a la ventanilla ubicada en la vereda, que es la que permite constatar que tu documentación esté en regla, dos personas empleadas en la embajada pasan controlando tus papeles, para corroborar que efectivamente estén correctos. Por supuesto que los míos estaban en regla, ¿No?
NO. No lo estaban. “esta foto no te la aceptan”, me dijo uno de los muchachitos apuestos y rígidos. Segunda sorpresa, acompañada de incertidumbre.
-¿Pero cómo que no me la aceptan? ¿Por qué?
-Tenés flequillo.
En ese momento pensé, que hay de malo en elegir usar un flequillo o el pelo corto o una pelada, ¿es eso motivo para que no me acepten en USA?
- ¿y con eso qué? Repliqué entonces.
- Se te debe ver la cara entera, la frente las orejas, los ojos, las facciones, las cicatrices, ¡TODO! ¿Entendés? TODO.

OK. Ahora estaba ante un problema. Por lo menos en 20 cuadras a la redonda no había una casa de fotos, y menos a las 7 de la mañana. Entonces, ¿estaba perdida? No. Alguien me derivó a la plaza de enfrente donde sí había alguien levantado y con una cámara de fotos estilo polaroid; un señor gordo, quien descansaba con su humanidad en un banco verde. Me acerqué a él preguntándole por las fotos. Efectivamente era él el encargado de la empresa, así que me recibió allí y me ofreció su oferta, dos fotos 5 por 5 por 20 pesitos. ¡Veinte pesos señor!

Sólo tenía diez para ofrecerle, y luego de rogarle un poco para que me hiciera el favor de cobrármelas más baratas, accedió. Se levantó, me dijo que lo siguiera mientras chancleteaba hasta un árbol. Claro allí tenía el estudio, un banquito de plástico, un fondo blanco colgado de una rama y algunos accesorios como binchas, hebillas y demás, por si quería embellecerme.

Cumplí mi objetivo y me retiré agradeciendo. Al fin y al cabo si no hubiera sido por él, me hubiera vuelto a casa con las manos vacías.

Entonces retomé mi intento de ingresar al edificio. Pasé por la ventanilla, en la que hay que desembolsar una cantidad importante de dinero y formé otra fila, liderada por un policía esta vez.

Cuando este señor de uniforme y gorra me dijo “adelante”, me adentré en otra pequeña oficina repleta de oficiales en la que se debe presentar identificación, dejar las pertenencias que pasan por un detector de no sé qué, pasar yo misma por un detector de metales y otras cosas “peligrosas” y recién luego de eso, caminar unos metros para finalmente acceder al lugar en el que te dan el veredicto.

Por supuesto que antes de entrar a cualquier parte hay uno o dos policías que hacen preguntas y luego dejan que pases si constatan que no estás infiltrado y no eres delincuente.

Allí estaba yo. Dentro de la mismísima embajada, con un pie en territorio estadounidense; Un gran plasma se enaltecía en el centro del lugar, el canal elegido era el de la cadena CNN, en el mismo se proyectaba cada 5 minutos la figura del presidente. Todo un símbolo de patriotismo.

Y bien, tomé asiento, mientras esperaba que uno de los agregados del Cónsul me entrevistara, para dejarme o no, entrar a su país. En ese tiempo veía a varias personas que volvían a casa sin su visa, al parecer no cumplían con el millón de requisitos que ellos consideran que los argentinos debemos cumplir para entrar en su país.

Esta experiencia me daba que pensar. Reflexionaba acerca de los controles, acerca del miedo que se apodera de los norteamericanos, esa paranoia consecuencia del accionar bélico e invasivo del gobierno contra otras naciones.

Debemos cumplir tantos requisitos para entrar en su país mientras ellos pasan sin permiso plantando la bandera del Capitalismo en nuestros hogares, en nuestra sociedad, en nuestra televisión, en nuestra mente, en nuestro bolsillo. Se instalan y viven a costillas nuestras y nosotros no cobramos un peso. Sólo obtenemos los “beneficios” del mercado, la Coca Cola en nuestra mesa y un millón de productos nuevos que nos ponen tan felices y nos obnubilan, haciéndonos creer que tenemos un país mejor.

No hay fronteras para ellos con respecto al resto del mundo, pero cuando es al revés hasta aparece la idea de construir un muro que los aisle del resto.

Finalmente, pienso que son víctimas del mismo miedo y desprecio que sembraron en el mundo, ahora deben vivir así, controlando todo tratando de evitar que algún sospechoso terrorista se cuele por los controles y les vuele el Empire State. Y aún así siguen siendo vulnerables.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Adios a un grande




El país está de luto pues hoy se ha ido Jorge Guinzburg, gran periodista, humorista y guionista, que con su particular humor supo alegrar al público argentino.
Guinzburg sufría una afección pulmonar que lo aquejaba desde su infancia y que el último tiempo lo alejó de su trabajo.
Permanecía desde el jueves internado en la Clínica Mater Dei y finalmente falleció esta mañana a los 59 años.
Un grande que acompañó éxitos como las revistas "Satiricón" y "Humor", de gran importancia para el periodismo argentino; programas como "La noticia rebelde", "La Biblia y el calefón" y el grandioso "Mañanas Informales".
Su labor en radio es destacable, creó más de veinte programas entre ellos "En ayunas", "El ventilador" y "Vitamina G".
Un inmenso dolor por la partida de esta gran persona y profesional.Hasta siempre, gracias por hacernos reír y por brindarnos un buen periodismo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Juno



Adolescencia, ternura y una pequeña historia de amor. Así podría describir a “Juno” la segunda película del director Jason Reitman. Estrenada en Estados Unidos en diciembre de 2007 y llegada a las salas de los cines argentinos el 14 febrero de 2008.

Juno McGuff (Ellen Page) es una joven de 16 años, ocupada en rockear y disfrutar de la juventud tal cual lo hicimos muchos de nosotros a esa edad. Léase, emborracharse, robar el auto de nuestros padres, estar en contra de ellos y sobrepasar las reglas de lo prohibido.

Luego de su primera relación sexual, Juno queda embarazada. ¿El padre? Su amigo y amante colegial, Paulie Bleek (Michael Cera) quien al recibir la noticia del embarazo queda atónito sin saber cual seria su responsabilidad exactamente.

De allí en más, se muestran los momentos que vive una adolescente de esa edad, los sentimientos y las distintas alternativas que considera, antes de comunicarle a su familia lo que le está ocurriendo así como lidiar con ese tan grande prejuicio en el colegio, frente a sus compañeros.

La historia recorre varias temáticas que van desde el aborto hasta la adopción, como salidas posibles a una situación que en un primer momento parece no tener solución, más aún considerando la forma en que una adolescente de 16 años como Juno, concibe el mundo, sus sueños y sus planes que se ven opacados por un temprano embarazo.

El personaje que interpreta Ellen Page le da a la trama una buena dosis de gracia, dinamismo y entretenimiento aunque también, sabe crear esos momentos en el que, si uno se pone sentimental, puede estar expuesto a que las lágrimas lo sorprendan.

Es importante destacar que el guión fue escrito por una blogger y ex stripper apodada Diablo Cody, quien puso en palabras, lo que Reitman se encargó de ilustrar con imágenes.

La música que acompaña la narración de esta historia permite crear los climas perfectos para momentos perfectos. En la lista de este soundtrack, aparecen bandas como Moldy Peaches y Cat Power. Así como canciones de Buddy Holly, The Kinks, Sonic Youth, Belle and Sebastián y The Velvet Underground.

“Juno” o “La joven vida de Juno”, como se tradujo para el español, es una muy buena opción que aún se está proyectando en el cine y que a mi gusto, vale la pena mirar. Aunque, como el precio de las entradas para el cine cada vez nos pone más trabas, también se puede considerar la excelente opción de bajarla de algún apiadado sitio de Internet que la puso allí para compartirla con nosotros.